Tengo una risa magistral para llorar tu soledad...

martes, 26 de noviembre de 2013

-CASTRO! deja de hacerte pico muchacha, por favor.

Cabeza gacha

Mi blog, mi fiel blog, vuelvo a ti como es mi costumbre, vuelvo a ti porque en la necesidad de ser escuchada la esencia humana me parece egoísta e incapaz de comprenderme. En estos momentos solo me necesito a mi y a ti, o al menos eso creo.

¿Como comenzar? Tal vez por el principio, el principio de que tengo pena, de que me siento muchas veces vacía y que ya nada me llena como antes, qué es lo que sucede, qué es lo que me pasa, una maldita incomprensión que creía ya superada, pero no, aquí me encuentro con una nube como pensamientos, pensamientos confusos y muchas veces sin sentido.

Supongo que esta entrada ha de ser de ti, de lo mucho que siento tu ausencia, de lo mucho que te extraño, de lo enormemente que calaste dentro de mí, ¿Por qué bajé tanto mis defensas que lograste entrar? ¿Qué fue lo que me hiciste? ¿Por qué es que estoy así? Ojala nunca sepas cuanto amaba...

Me duele tanto, tanto... y en cierta parte es culpa mía, con el ejemplo de la pestaña quedó claro, uno es capaz de forjar su propio destino, de forzar situaciones y insertar pensamientos, pensamientos que ahora te tienen tan lejos, que no daría porque volvieras... que no daría

La nube que tengo como cabeza hace que no pueda hilar pensamientos cuerdos, coherentes y cohesionados, cómo decirte que me tenís pa la cagá, corta.

Habrás sido un conchesumadre y maricón, pero te extraño tanto y te quiero, más que la mierda... aunque yo misma lo haya querido esconder de mi.


jueves, 14 de noviembre de 2013

Estados de animo

Unas veces me siento 
como pobre colina 
y otras como montaña 
de cumbres repetidas. 

Unas veces me siento 
como un acantilado 
y en otras como un cielo 
azul pero lejano. 

A veces uno es 
manantial entre rocas 
y otras veces un árbol 
con las últimas hojas. 
Pero hoy me siento apenas 
como laguna insomne 
con un embarcadero 
ya sin embarcaciones 
una laguna verde 
inmóvil y paciente 
conforme con sus algas 
sus musgos y sus peces, 
sereno en mi confianza 
confiando en que una tarde 
te acerques y te mires, 
te mires al mirarme.

¿En qué momento calaste tan hondo?
Benedetti, desde tiempos inmemorables sanando mi alma