Tengo una risa magistral para llorar tu soledad...
La carta en el camino...
Adiós, pero conmigo
serás, irás adentrode una gota de sangre que circule en mis venaso fuera, beso que me abraza el rostroo cinturón de fuego en mi cintura.Dulce mía, recibeel gran amor que salió de mi viday que en ti no encontraba territoriocomo el explorador perdidoen las islas del pan y la miel.Yo te encontré despuésde la tormenta,la lluvia lavó el airey en el aguatus dulces pies brillaron como peces.
Adorada, me voy a mis combates.
Arañaré la tierra para hacerte una cuevay allí tu Capitánte esperará con flores en el lecho.No pienses más, mi dulce,en el tormentoque pasó entre nosotroscomo un rayo de fósforodejándonos tal vez su quemadura.La paz llegó también porque regresoa luchar a mi tierra,y como tengo el corazón completocon la parte de sangre que me distepara siempre,y comollevollenas de tu ser desnudo,mírame,mírame,mírame por el mar, que voy radiante,mírame por la noche que navego,y mar y noche son los ojos tuyos.No he salido de ti cuando me alejo.Ahora voy a contarte:mi tierra será tuya,yo voy a conquistarla,no sólo para dártela,sino que para todos,para todo mi pueblo.Saldrá el ladrón de su torre algún día.Y el invasor será expulsado.Todos los frutos de la vidacrecerán en mis manosacostumbrados antes a la pólvora.Y sabré acariciar las nuevas floresporque tú me enseñaste la ternura.Dulce mía, adorada,vendrás conmigo a luchar cuerpo a cuerpoporque en mi corazón viven tus besoscomo banderas rojas.,y si caigo, no sólome cubrirá la tierra,sino este gran amor que me trajistey que vivió circulando en mi sangre.Vendrás conmigo,en esa hora te espero,en esa hora y en todas las horas,en todas las horas te espero.Y cuando venga la tristeza que odioa golpear a tu puerta,dile que yo te esperoy cuando la soledad quiera que cambiesla sortija en que está mi nombre escrito,dile a la soledad que hable conmigo,que yo debí marcharmeporque soy un soldado,y que allí donde estoy,bajo la lluvia o bajoel fuego,amor mío, te espero.Te espero en el desierto más duroy junto al limonero florecido,en todas las partes donde esté la vida,donde la primavera esté naciendo,amor mío, te espero.Cuando te digan: “Ese hombreno te quiere”, recuerdaque mis pies están solos en esa noche, y buscanlos dulces y pequeños pies que adoro.Amor, cuando te diganque te olvidé, y aun cuandosea yo quien lo dice,cuando yo te lo diga,no me creas,quién y cómo podríancortarte de mi pechoy quién recibiríami sangrecuando hacia ti me fuera desangrando?Pero tampoco puedoolvidar a mi pueblo.Voy a luchar en cada calle,detrás de cada piedra.Tu amor también me ayuda:es una flor cerradaque cada vez me llena con su aromay que se abre de prontodentro de mí como una gran estrella.
Amor mío, es de noche.
Es agua negra, el mundodormido, me rodean.Vendrá luego la aurora,y yo mientras tanto te escribopara decirte: “Te amo”.Para decirte “Te amo”, cuida,limpia, levanta,defiendenuestro amor, alma mía.Yo te lo dejo como si dejaraun puñado de tierra con semillas.De nuestro amor nacerán vidas.En nuestro amor beberán agua.Tal vez llegará un díaen que un hombrey una mujer, igualesa nosotros,tocarán este amor y aún tendrá fuerzapara quemar las manos que lo toquen.Quiénes fuimos? Qué importa!Tocarán este fuegoy el fuego, dulce mía, dirá tu simple nombrey el mío, el nombreque tú sola supiste porque tú solasobre la tierra sabesquién soy, y porque nadie me conoció como una,como una sola de tus manos,porque nadiesupo cómo, ni cuándomi corazón estuvo ardiendo:tan sólotus grandes ojos pardos lo supieron,tu ancha boca,tu piel, tus pechos,tu vientre, tus entrañasy el alma tuya que yo despertépara que se quedaracantando hasta el fin de la vida.
Amor, te espero.
Adiós, amor, te espero.
Adiós, amor, te espero.
Y así esta carta se terminasin ninguna tristeza:están firmes mis pies sobre la tierra,mi mano escribe esta carta en el camino,y en medio de la vida estarésiemprejunto al amigom frente al enemigo,con tu nombre en la bocay un beso que jamás se apartó de la tuya
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